La dimensión de los gestos no debe de medirse solo por su recorrido, sino sobre todo por su alcance. Por eso quiero felicitar a todas las hermandades y cofradías de Almería por el esfuerzo y el trabajo que han vuelto a hacer este año tan anómalo y difícil para todos los sectores, especialmente el turístico y hostelero, celebrando una Semana Santa llena de sentimiento y responsabilidad. Gracias a los responsables de las diferentes agrupaciones, así como a los miles de hermanos y cofrades almerienses por haber mantenido viva la llama de una celebración que, por segundo año consecutivo, ha tenido que ser aplazada para ayudar a contener la pandemia. En más de una ocasión he dicho que el movimiento cofrade almeriense es, sin duda, la fuerza social más poderosa de nuestra ciudad y que nada tiene la misma capacidad de agregar y sumar valor al objetivo de hacer ciudad. Desde el Ayuntamiento hemos querido colaborar aportando un programa de actividades, exposiciones, conciertos y concursos que han ayudado a conservar la ilusión por una Semana Santa diferente en la forma, pero no en el fondo. Pero la clave de haber podido vivir estos días desde la clara percepción de que eran otra vez “esos días” ha estado en la positiva y constructiva actitud de las diferentes cofradías y hermandades, que han afrontado con serenidad y buen ánimo el enorme sacrificio de volver a cancelar su contacto con la calle. Sus mujeres y hombres han llenado los templos de devoción y respeto, manteniendo siempre un perfecto equilibrio entre las ganas, la tristeza y el compromiso firme por ser parte de la solución a la pandemia, guardando y haciendo guardar todas las medidas sanitarias recomendadas, al tiempo que se facilitaba la visita y veneración de las imágenes titulares. Un trabajo serio que viene a corroborar la madurez y la capacidad de un colectivo abierto y plural, que es fiel reflejo de lo que somos y sentimos los almerienses y que cada vez es más necesario en el objetivo compartido de hacer crecer Almería. Una meta en la que siempre me tendrán a su lado. Por eso es justo que el conjunto de la sociedad almeriense conozca y reconozca la labor que realiza el movimiento cofrade no solo durante los días de Semana Santa, sino durante todo el año, movilizando en todos nuestros barrios a personas muy diferentes y reuniéndolas en torno a valores siempre positivos. Por todo ello quiero darles las gracias ahora que ponemos punto final a otra Semana distinta, en la que muchos almerienses nos hemos visto privados del privilegio y alegría que supone poder acompañar al resto de miembros de nuestra cofradía en unas horas de calle larga y paso corto que se esperan con impaciencia a lo largo de todo un año. Pero quiero terminar con un mensaje de confianza y esperanza, que son sin duda dos de los cimientos que sostienen el espíritu cofrade. Estoy seguro de que la campaña de vacunación y la responsabilidad colectiva permitirán que la próxima primavera Almería vuelva a vivir en todo su esplendor la que, sin duda, será la Semana Santa más esperada de nuestras vidas.