La espiral de tensión que ha venido creando desde hace años el separatismo catalán vive hoy una de sus jornadas más difíciles, al llegar el día previsto para la celebración de una consulta ilegal a todas luces. En primer lugar, deseo sinceramente que impere la calma y que no sucedan incidentes que tan sólo ayudarían a trasladar una imagen crispada que nos alejaría aún más del deseable escenario de normalidad cívica que deseamos una amplísima mayoría de españoles. Del mismo modo, es necesario que el Estado de Derecho prevalezca hoy sobre cualquier presión o intento de coartar la libertad y el mantenimiento de los derechos de todos los ciudadanos por parte de grupos violentos o radicales. En este sentido, quiero manifestar una vez más mi apoyo más rotundo a los alcaldes, concejales y funcionarios públicos que desempeñan sus funciones diariamente dentro de la legalidad, con respeto a las leyes y en defensa de los derechos de los ciudadanos. También quiero trasladar mi apoyo a los agentes de Almería que han sido destinados estos días a Cataluña, que siempre han dado muestras de su alto sentido del deber a la hora de cumplir con las misiones encomendadas, defendiendo los derechos de los ciudadanos y garantizando el normal cumplimiento de la Ley. Del mismo modo y hoy más que nunca, quiero insistir en la más firme y enérgica condena a cualquier tipo de presión, coacción, acoso o persecución contra los ciudadanos que, llevados de sus legítimos derechos, no se sienten llamados a participar en un movimiento que ha sido prohibido de manera expresa por las autoridades judiciales. Y también, porque la ocasión así lo requiere, quiero reiterar mi profunda convicción en la validez del marco legal que enmarca la Constitución de 1978 y su defensa de la convivencia, de la libertad y de la tolerancia. Y es, precisamente, el  cumplimiento y el acatamiento de los principios constitucionales –los pilares del Estado de Derecho democrático- lo que nos convierte en ciudadanos de pleno derecho. Por lo tanto, todo lo que suceda hoy en Cataluña ha de producirse dentro de la Constitución, porque nada se puede hacer fuera del respeto a la legalidad vigente. España no puede entenderse sin Cataluña, del mismo modo que Cataluña no puede contextualizarse como una entidad independiente de España y, por tanto, de la Unión Europea. Creo que los argumentos se han repetido incesantemente en las últimas semanas y hoy se va a vivir un día determinante en esta deriva enloquecida a la que nos ha empujado la irresponsabilidad de unos gobernantes autonómicos que han superado todas las barreras del sentido común y la prudencia.