En Almería, el comercio se mueve. Repito: se mueve. Y lo hace en todos los barrios; detrás de cada mostrador y de cada escaparate, y lo hace cada mañana que los almerienses levantan la persiana de su tienda, de su local o de su establecimiento, por duras que sean las circunstancias y por incierto que parezca ahora el futuro. Y es que los almerienses no son de los que bajamos los brazos a la primera. Ni tampoco a la segunda. Sé que son muchas las voces que ahora se unen en la preocupación y en el lamento. Y lo entiendo. Y también sé que son muchos los que traducen esas sensaciones en mensajes de rabia y angustia. A todas esas personas quiero decirles que comprendo su malestar. El golpe de la covid ha sido tan duro que todavía nos cuesta trabajo asimilarlo. Por eso, para ayudar a que no bajen los brazos, ni tampoco la persiana, el Ayuntamiento de Almería sigue trabajando del mismo modo que viene haciendo desde el minuto uno de la pandemia: escuchando, atendiendo y proponiendo. Desde el Ayuntamiento hemos puesto en marcha estrategias y planes de ayuda y promoción a este sector para facilitar la supervivencia de las pequeñas y medianas empresas dedicadas al comercio de proximidad: medidas tributarias y fiscales, ayudas directas a pymes y autónomos, promoción turística, organización de eventos culturales, mejora de la movilidad, apoyo directo a los comerciantes a través de bonos para fidelizar a sus clientes, gratuidad o rebaja del precio de los aparcamientos en el centro y embellecimiento de locales vacíos, además de otras iniciativas como el incremento de ayudas al alquiler o el apoyo a la venta ambulante. Y eso no es todo. Desde el Ayuntamiento seguimos trabajando en estrecho contacto con este sector, planificando campañas de promoción y ayuda de cara al futuro más inmediato pensando en la Navidad, con iluminación ornamental, reparto de pascueros y la novedad de iluminar por primera vez el interior del Mercado Central. Medidas que tienen un único objetivo: ayudar a aquellos que peor lo están pasando. Hace unos días reuníamos a las asociaciones de comerciantes de Almería para entregarles una serie de ayudas directas que sin duda van a echar una mano en estos momentos tan complicados, y les dije que me sentía muy orgulloso de ellos como alcalde, pero también como vecino de Almería. Estos profesionales, emprendedores que han seguido en muchos casos una tradición familiar de generaciones, son el alma y la vida de nuestras calles y forman parte del entramado de nuestras costumbres y nuestros afectos. Por eso el Ayuntamiento va a estar siempre a su lado. Pero todas estas medidas, y las que vamos a presentar en las próximas horas, no serán del todo efectivas sin la colaboración directa de todos los almerienses. Los almerienses somos parte de la solución de este problema. Y podemos ser determinantes a la hora de apoyar a nuestro comercio y a nuestra hostelería, porque nuestras tiendas y bares forman parte del mapa sentimental de la Almería que nos gusta. Son parte de nuestro camino diario, de nuestras costumbres y de nuestra mirada sobre la ciudad en la que vivimos. Y podemos echarles una mano comprando y consumiendo con el corazón y también con la cabeza, porque de ese modo estaremos ayudando a conservar la Almería que queremos.