Una semana después del experimento electoral de Pedro Sánchez, la mayoría sensata de españoles coincidimos en un análisis sencillo: para este viaje no hacían falta alforjas. Y siendo muy cierta esta expresión popular, a mi juicio se queda incluso corta, porque la fallida ocurrencia de repetir elecciones nos ha dejado una situación más compleja y con muchos más riesgos para España que la producida tras las elecciones del pasado mes de abril. Comparto la inquietud de millones de españoles preocupados ante la deriva hacia la radicalidad, el extremismo y el independentismo del eventual gobierno que pueda formar Sánchez, que por muchas etiquetas de progresismo que quiera colgarle, no será más que un laberinto de intereses y siglas con un mismo denominador común: la amenaza al futuro de España. Y es que el acuerdo anunciado hace unos días entre socialistas y comunistas, el mismo que hace unos meses le quitaba el sueño a Pedro Sánchez, nos ha trasladado el insomnio a una gran mayoría de españoles que creemos en el marco constitucional de 1978 y en la unidad indisoluble de España. No puedo dejar de mencionar en este punto la sorprendente desfachatez con la que Sánchez ha pilotado este proceso durante los últimos meses, fingiendo y mintiendo sin rubor a todos los españoles, y preparándose a pagar la mayor factura que haya tenido que abonar un gobierno por mantenerse en el poder. Y ese precio no es otro que poner el entredicho las bases de nuestra convivencia, el marco constitucional y el modelo territorial. Y se la va a pagar, además, a partidos y grupos que han hecho del odio a España la razón de su existencia y que han trabajado, trabajan y seguirán trabajando para que a España le vayan mal las cosas. Esos van a ser los socios de gobierno que ha elegido Pedro Sánchez. Ese es el futuro que quiere para nuestro país. Pues bien, ante todo este panorama de incertidumbres y dudas, el PP va a seguir estando a la altura de la situación presentando a todos los españoles una propuesta de futuro centrada y alejada de todos los extremismos. En el Parlamento, en el Senado, en las diputaciones, en las comunidades autónomas y en los ayuntamientos, la gestión del PP seguirá aportando a la sociedad española una referencia de firmeza en la defensa de los intereses de España, de responsabilidad en la gestión económica ante la crisis que se avecina y de indeclinable defensa de la Constitución de 1978 y del marco territorial de España. Un modelo de futuro alejado de extremismos, de radicales y de independentistas. Un partido de confianza y garantías para España.